martes, 7 de julio de 2015

A veces, mejor ciegos

Para potenciar el turismo en La Vega, no es suficiente con recrear el Quiosco Azul, e instalar un clon del mismo en la Plaza de la Villa. No sé porqué estamos permanentemente anclados en el aforismo de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Pongámonos en el lugar del viajero que entra en La Vega, digamos que siguiendo el caminar del sol, por la avenida de Asturias, sus pupilas se dilatan de asombro ante la multitud de artefactos que dificultan su visión, la retina es incapaz de procesar una imagen agradable, placentera, espiritual; todo lo contrario, trasmite desasosiego, inquietud, incomodidad... 

Aquí industrias arruinadas y decrépitas que tratan de mantener sus ya inútiles esqueletos en pié, acullá depósitos de áridos y maderas sin ningún tipo de regulación en cuanto a seguridad y a su impacto visual, entremedias solares y terrenos yermos, unos brotados de cemento e hierro que ofrecen variopintos carteles con caducados mensajes y herrumbroso aspecto, y otros brotados de no se sabe que especie en proceso de extinción, convierten esta entrada oriental a La Vega en el más repulsivo de los accesos que posea cualquier población del occidente astur.

En manos dela corporación municipal está marcar época y arreglarlo. 
¿Cuantos años llevamos hablando de la senda por la orilla del río? ¿Cuantos años llevamos hablando de las aceras hasta el muelle? ¿Por que no echarle un vistazo a la Ley de Carreteras 25/1988.II, art. 39 y al Reglamento General de Carreteras RD 1812/1994 III y siguientes? Y actuar.....

Y a continuación repetir la dosis, pero en sentido contrario desde A Valía hasta el Monjardín....

No hay comentarios:

Publicar un comentario